La propuesta de construcción de un nuevo sistema socio-político-económico sobre los principios de
Buen Vivir y el rechazo del modelo neoliberal que llevó a los países industrializados a la opulencia ha
formado la plataforma electoral de los actuales presidentes Correa y Morales. Además, les ha llevado
a destacar a nivel internacional por su liderazgo socio-ambiental y su potencial para construir
alternativas viables al sistema capitalista devastador e insostenible.
Pero mientras las academias europeas se ponían a estudiar y debatir el Buen Vivir, la sociedad civil
de estos países, que tanto apoyó la llegada al poder de los gobiernos “progresistas” y la construcción
(desde lo ancestral) de las propuestas que alimentan la visión moderna de Buen Vivir, se
desilusionaba con las contradicciones que estaban ocurriendo entre el discurso y la práctica. Poco a
poco llegó a ser innegable la orientación de estos gobiernos hacia un modelo neo-extractivista, que
solo contempla unos pocos avances sobre lo que le precedía: el modelo clásico extractivista que,
desde hace 500 años, ha dejado una estela de devastación social y ambiental y una dependencia
económica de los países en la exportación de materiales primas.
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