Desafortunadamente, los recursos gubernamentales están fluyendo actualmente en la
otra dirección, según un informe del Consejo de Defensa de los Recursos Nacionales.
Como operador de tres aerolíneas que vuelan a todos los continentes, el Virgin Group es un
importante consumidor de combustibles fósiles.
Reconociendo que las emisiones de carbono resultantes del consumo de estos combustibles están
impulsando el catastrófico cambio climático global, mi papel como líder de la compañía es asegurar
que Virgin ofrezca apoyo financiero a grupos sin fines de lucro que estén explorando energías
renovables y buscando soluciones basadas en el mercado al cambio climático, como la Sala de
Guerra contra el Carbono (Carbon War Room).
También estamos invirtiendo en este campo nosotros mismos:
Una de nuestras aerolíneas, Virgin
Australia, está trabajando en asociación con Dynamotive Energy Systems y Renewable Oil para
desarrollar un combustible alternativo para jets que permita a nuestra flota mundial de aviones hacer la
transición a la energía limpia.
Esta innovación será buena para el planeta y, a largo plazo, podría impulsar la rentabilidad de las
aerolíneas Virgin.
Con solo escuchar los discursos urgentes de los dirigentes mundiales, se podría pensar que la
mayoría de los gobiernos coincide en que aún cuando no tenemos una alternativa limpia y sustentable
a los combustibles fósiles, que podamos implementar en gran escala actualmente, necesitamos
encontrarla y ponerla en práctica rápidamente.
Esto nos ayudaría a evitar las peores consecuencias del cambio climático, como los océanos
moribundos y la extendida desertificación, que perjudicarán a la gente en todo el mundo,
especialmente a los pobres.
Desafortunadamente, sin embargo, los recursos gubernamentales están fluyendo actualmente en la
otra dirección, según un informe del Consejo de Defensa de los Recursos Nacionales.
Desde 2009 los subsidios globales a los combustibles fósiles casi se han triplicado a unos 775.000
millones de dólares este año.
Mientras tanto, el apoyo mundial oficial a la energía limpia es de míseros 50.000 millones de dólares.
Esta vergonzosa proporción de inversión demuestra que la relación perversa entre el gran gobierno y
el gran petróleo no ha cambiado, sigue dando forma al futuro de nuestro planeta.
Esto significa que la innovación tecnológica de los emprendedores y sus esperanzas de crear nuestro
futuro de energía limpia están siendo sofocadas.
Los subsidios para el combustible fósil drenan los presupuestos gubernamentales, erigiendo un muro
fiscal que bloquea el apoyo estatal para la energía limpia mientras protege los intereses de la
industria petrolera.
Esta situación es bien conocida. El G-20 y docenas de otras naciones han prometido eliminar
gradualmente estos subsidios. Pero persisten tres tipos comunes: los subsidios al consumo en las
naciones en desarrollo, los subsidios al consumo en los países desarrollados ricos y los subsidios
para los productores de combustibles fósiles.
Los últimos dos son inexcusables; las naciones ricas no ganan nada con subsidiar a las ricas
compañías petroleras, gaseras y carboníferas, o a sus propios consumidores.
Estas compañías usan las contribuciones políticas y ejércitos de cabilderos para convencer con
halagos a los gobiernos de ignorar las consecuencias: Una crisis económica peor que la recesión
reciente nos espera si estas naciones no suscitan el crecimiento en áreas que puedan estimular el
crecimiento y crear empleos.
Las grandes compañías petroleras como ExxonMobil, que en el 2011 percibió más de 40.000
millones de dólares, no toman las decisiones de contrataciones o despidos con base en los subsidios
del gobierno, pero las compañías incipientes de energía verde contratarán más ingenieros y técnicos,
más profesionales de la mercadotecnia y administradores si los gobiernos invierten en ellas.
Los subsidios al consumo son más comunes en los países en desarrollo que pueden permitirse
menos esa ineficiencia.
Para las naciones pobres, ofrecer combustible a sus ciudadanos a precios por debajo del mercado
se ha vuelto una trampa debilitadora; cualquier intento de cambiarlos puede costar a un político una
elección o causar disturbios.
Sin embargo, la Agencia Internacional de Energía dice que solo alrededor de 8 por ciento de los
subsidios realmente benefician al 20 por ciento más pobre de la población.
Los gobiernos, desde India, hasta Nigeria e Indonesia necesitan eliminar los subsidios al combustible
y ofrecer, inmediatamente, al menos la mitad de lo ahorrado directamente a sus electores pobres a
través de programas de desarrollo.
Virgin continuará desarrollando combustibles alternativos, y eventualmente nosotros y nuestros
competidores encontraremos soluciones que se amplíen y se vuelvan competitivas.
Pero aun cuando muchas empresas están tratando de dar la vuelta a la situación, los gobiernos
pueden marcar la diferencia.
Al gravar los combustibles fósiles y subsidiar los renovables, los gobiernos pueden inclinar el campo
de juego hacia un futuro más brillante.
Las inversiones estatales en innovadores proveedores de energías solar, eólica y bioenergía hoy nos
darán grandes avances en unos cuantos años.
El tema es urgente. Por favor, exhorten a su representante congresional o parlamentario hoy para que
presione a su gobierno para eliminar los subsidios a los combustibles fósiles para el 2015.
Richard Branson Favor enviar sus preguntas a: richardbranson@nytimes.com Incluya
nombre, país y dirección de correo electrónico. Fundador de Virgin Group y compañías
como Virgin Atlantic, Virgin America, Virgin Mobile y Virgen Active
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