Frente a los escenarios de la Economía Verde, la presión desde Brasil y la tendencia de los
gobiernos progresistas de abandonar sus discursos y principios a favor del neo-extractivismo, existe
la urgente necesidad de una población concientizada y movilizada para rechazar todo aquello que
favorece este modelo: el consumismo ilimitado y el crecimiento económico a todo costa.
Es
necesaria una población lista para construir y llevar adelante nuevas alternativas viables más allá del
concepto de desarrollo, como es el Buen Vivir.
La viabilidad del Buen Vivir viene de su capacidad de ir más allá del crecimiento económico como
sinónimo, mecanismo e indicador del desarrollo y de aceptar la realidad y limitaciones físicas de los
ecosistemas y el carácter finito de los recursos naturales de nuestro planeta. Su viabilidad,
igualmente, viene de su capacidad de reconocer que la diversidad no solo es importante en la
Naturaleza, sino en nuestras sociedades y culturas también. Su base se asienta en la priorización del
equilibrio con la Naturaleza, el respeto a los Derechos Humanos y la redefinición de la relación con el
mercado. Por ello, el Buen Vivir nos ofrece la flexibilidad de construir alternativas desde el nivel local y
regional.
Quizás más importante que la potencia y potencial conceptual del Buen Vivir es su viabilidad de llevar
el debate a la práctica. (v)
En Bolivia, Ecuador y varios otros países de Latinoamérica y el mundo,
movimientos sociales, pueblos indígenas y comunidades conscientes están llevando a la práctica
alternativas que entran dentro del marco del Buen Vivir. Entre estas alternativas existen modelos de
gestión de recursos naturales locales, modelos locales/regionales de producción y consumo de
alimentos ecológicos, la revalorización y uso de saberes tradicionales y ancestrales, el trueque, redes
de apoyo mutuo comunitario basado en necesidades locales y la provisión de servicios básicos
(educación, salud, etc.), la formación de cooperativas comunitarios industriales y para servicios
financieros, etc.
Lamentablemente, la sostenibilidad en el largo plazo de cada una de estas alternativas está
amenazada por la invasión continua del modelo capitalista y sus intentos de maquillarse con el nuevo
paquete de la “Economía Verde”, lo cual no propone los cambios estructurales necesarios para tratar
los temas de fondo de las múltiples crisis. También, los mismos gobiernos “progresistas”, a pesar del
discurso en favor del Buen Vivir, una propuesta que rechaza el crecimiento económico como
indicador del bienestar de la población, en la práctica siguen favoreciendo los intereses que
promueven y benefician únicamente de este modelo.
Los gobiernos de Bolivia y Ecuador se alejan
cada vez más de su retórica y dependen económicamente en la extracción y exportación de sus
recursos naturales, lo cual significa la continuación del saqueo y devastación que empezó con la
llegada de la colonia española hace más de 500 años.
Lo bueno es que los círculos de debate y construcción ya existen y la comunidad internacional está
debatiendo la propuesta del Buen Vivir, lo cual facilita un idioma y unos conceptos en común para
construir propuestas y alternativas entre sociedades y tiempos, empoderando la construcción de
modelos desde lo local, Muchas propuestas nacen como resistencia o como forma de sobrevivir
frente al modelo actual, pero todos van creciendo y adquiriendo apoyo e iniciativa propia.
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