"Trueque, 2 lit. (litros) de aceite por un plato mixto", se lee en una pequeña pizarra en el Tizoncito, un restaurante de comida mexicana del sureste de Caracas, cuyo dueño, José Antonio Vidal, apeló a esta práctica ancestral para conseguir uno de los muchos productos desaparecidos del mercado.
Mientras organiza la cocina para una nueva jornada, Vidal cuenta que ya lo hizo en el pasado con la harina de maíz, el azúcar y cuanto producto le hace falta para el menú.
Datos escalofriantes. La escasez de alimentos y medicinas en Venezuela alcanza el 80%, según estudios privados, uno de los aspectos más dramáticos de la crisis, agravada por el desplome del petróleo.
Los venezolanos cargan además con la inflación más alta del mundo: 180,9% en 2015 y proyectada por el FMI en 720% para 2016. El presidente Nicolás Maduro atribuye la debacle a una "guerra no convencional" de la oposición, apoyada por Estados Unidos, para derrocarlo.
Empujados por la necesidad, muchos venezolanos intercambian productos y han creado grupos en redes sociales y plataformas digitales para publicar sus ofertas.
"Todo el mundo lo está haciendo. He cambiado harina por arroz o azúcar", cuenta Juliana Godoy, una abogada de 38 años en cuya urbanización los vecinos crearon un grupo de Whatsapp para transar.
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