"En esa época en el mundo financiero había una emulación malsana sobre fondo de excesiva testosterona", explica Lagarde tras mostrarse convencida de que la situación no sería la misma ahora, si más mujeres hubieran tenido puestos de responsabilidad, en un reportaje-entrevista publicado por la versión francesa de la revista "Vanity Fair".
"Las mujeres no son mejores que los hombres, son diferentes, somos diferentes. Cada cual tiene que aportar su diferencia. El hecho de que las mujeres hayan estado con demasiada frecuencia en situación de minoría les da otro enfoque. Y la confrontación de puntos de vista es lo que permite llegar a las buenas decisiones".
Por eso, Lagarde defiende la feminización de los puestos directivos en el propio Fondo Monetario Internacional (FMI) -actualmente las mujeres son la cuarta parte, aunque en el total de la plantilla representan el 48,9%-, pero también en los consejos de administración de las empresas.
Preguntada sobre su relación con la canciller alemana Angela Merkel, otra mujer en un puesto de responsabilidad internacional, la que fuera ministra francesa de Finanzas hasta su nombramiento en el FMI en julio de 2011, responde que se entiende bien.
La canciller, cuenta, "es fascinante: a la vez muy accesible, atenta a los detalles personales. Pero no vayan a creer que hablamos de trapitos. No es para nada su estilo".
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