A continuación, se encuentran algunos temas importantes en las conversaciones del Tlcan.
1.- El reloj político sigue avanzando
Las tres partes han establecido un ambicioso calendario para las negociaciones con el objetivo de terminar las conversaciones a principios del próximo año. La razón principal de ese apremio es la política. Las elecciones mexicanas en julio de 2018 y las estadounidenses de mitad de mandato en noviembre de ese año juegan un papel preponderante. En particular, los funcionarios de Estados Unidos y México están preocupados por las encuestas que muestran al populista de izquierda Andrés Manuel López Obrador liderando la carrera presidencial. Si las negociaciones del Tlcan se retrasan, los funcionarios mexicanos temen que puedan verse envueltas en la campaña electoral, y los estadounidenses preferirían no negociar con López Obrador, quien ha acusado a Trump de conducir una “campaña de odio” contra México.
2.- Reducir el déficit
La administración de Trump ha convertido en su prioridad dominante el eliminar el déficit comercial anual de más de 60 mil millones de dólares con México durante las negociaciones. Eso concuerda con la misión del Trump de “Estados Unidos primero” para traer empleos de fabricación de vuelta al país. Pero no está claro cómo podría lograrse. La industria automotriz, que representa casi la totalidad del déficit, sostiene que los datos existentes distorsionan el comercio que ahora presencia automóviles y piezas cruzando la frontera, hacia y desde Canadá y México varias veces, y que es vital para su competitividad internacional. La preocupación mexicana es que Estado Unidos pudiera tratar de requerir que una cierta cuota de la manufactura se realizara dentro de Estados Unidos.
3.- Reescribir las “reglas de origen”
Cada acuerdo comercial contiene reglas que rigen la cantidad de producto que se necesita fabricar dentro de un bloque con el fin de calificar para los beneficios comerciales. La administración Trump ha calificado las “reglas de origen” del Tlcan como obsoletas, y argumenta que han contribuido a una migración de la manufactura a México. Ciertas personas dentro de la industria automotriz admiten que quizá sean necesarias algunas actualizaciones de las reglas para tomar en cuenta los nuevos componentes, como pantallas táctiles o baterías para automóviles eléctricos. Pero los líderes de la industria están luchando contra las propuestas para elevar el límite del 62,5 por ciento para los automóviles. Ellos argumentan que pudiera ser contraproducente para Estados Unidos porque el relativamente bajo 2,5 por ciento de arancel que Estados Unidos aplica a las importaciones de automóviles de fuera del Tlcan pudiera permitir a los fabricantes de automóviles salirse del acuerdo por completo.
4.- Camino hacia el “comercio regulado”
Un temor es que, en busca de una mejor balanza comercial, la administración Trump insista en imponer nuevas restricciones en la forma de un uso más extendido de las cuotas. Eso representaría un cambio hacia el llamado “comercio regulado”. Las cuotas ya son una característica del comercio dentro del Tlcan en el ámbito de los productos agrícolas sensibles, como el azúcar y los productos lácteos. Sin embargo, ir más allá en el Tlcan 2.0 pudiera ocasionar que cesen las conversaciones.
5.- Salarios más altos en México
Las tres partes han comenzado a describir la meta de las nuevas negociaciones como una “modernización” del Tlcan. Eso significa añadir capítulos sobre cosas como el comercio electrónico, pero la administración de Trump y los sindicatos estadounidenses también quieren que las nuevas normas laborales obliguen a subir los salarios en México y así reducir la ventaja de costos que atrae a las fábricas al sur de la frontera. México había aceptado nuevas reglas de salario mínimo como parte del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) que Trump desechó, y los sindicatos han argumentado que las reglas del TPP no fueron suficientemente estrictas.
6.- Disputa sobre resolución de disputas
Estados Unidos quiere desechar una característica del Tlcan conocida como el “Capítulo 19”, que permite a Canadá y México impugnar las medidas “antidumping” (contra la exportación de productos debajo del costo de producción) y otras medidas comerciales impuestas por Estados Unidos, pero ésa es una línea roja para Canadá, y la historia sirve de testigo de que es poco probable que Ottawa ceda.
7.- El riesgo político
Ni Canadá ni México ni la mayoría de los negocios de Estados Unidos querían reabrir el Tlcan. La principal razón (más allá de la economía) era el riesgo político, el cual aún persiste. Si se logra un acuerdo, no está claro si podrá sobrevivir una votación en el Congreso. Es casi seguro que los demócratas se opongan a cualquier cosa negociada por la actual administración, y muchos republicanos en pro del comercio también se sienten incómodos con algunas de las demandas de Trump.
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