La situación brasileña preocupa a la región, sobre todo a Argentina que, teniendo a ese país como principal socio comercial, le envía el 18.5 por ciento de sus exportaciones. Los demás mercados sudamericanos no están menos inquietos. En el caso boliviano la relación se encuentra determinada, principalmente, por la renegociación del contrato de venta de gas natural.
Los analistas más serios explican la crisis no tanto en la retracción de la economía mundial, sino, especialmente, en la aplicación de las políticas de austeridad por parte del gobierno de Dilma Rousseff. Se advierte que la recesión continuará el próximo año y esto ha comenzado a inquietar a los países que, en buena medida, dependen de la salud de Brasil.
En general, hay coincidencia en señalar que el ajuste fiscal profundizó la recesión. Con esa medida económica, Brasil buscaba una calificación positiva a nivel internacional en cuanto al grado de inversión, pero, como han subido las tasas de interés, solo consiguió alentar a una casi segura nota negativa.
Grandes problemas
El elevado nivel de su deuda y la estrepitosa caída de la confianza internacional son dos de los principales problemas que debe encarar el debilitado gobierno de Rousseff.
Mientras los expertos calculan que Brasil achicará sus compras externas en 40% el próximo año, la conclusión más lapidaria apunta a una contracción del Producto Interno Bruto entre 1.5 y 2 por ciento hasta fines de 2015.
Entre las razones del retroceso de la mayor economía del continente también se menciona un posible complot interno contra la Presidenta, que está inmersa en una severa crisis política de la que no puede salir desde el complejo año pasado.
El vecindario
La situación brasileña aflige a la región, sobre todo a Argentina, que envía el 18.5% de sus exportaciones a ese mercado. Emiliano Colombo y Alejandro Robba, docentes de la Universidad Nacional de Moreno, escriben para Página 12 que “deberemos discutir cuáles serán los nuevos mercados externos si es que nuestro principal socio comercial se emperra con no ser el promotor del crecimiento regional. En un mundo multipolar con final abierto, cómo insertarnos en el mundo no depende solo de decisiones de política interna sino también de las estrategias nacionales de nuestros socios”.
A días de las elecciones, los equipos económicos de los candidatos a suceder a Cristina Fernández centran su atención en la crisis del ‘Gigante sudamericano’, afectado gravemente por una corrupción que los brasileños no parecen dispuestos a perdonar.
El ajuste
“La economía brasileña pasa por un ajuste importante y necesario, que hará de 2015 un año de transición y, sobre todo, de construcción de bases más sólidas para retomar el crecimiento”, había advertido ya el presidente del Banco Central brasileño, Alexandre Tombini.
A fines del mes pasado, esa misma autoridad no descartó echar mano de las reservas de divisas de su país con tal de calmar el nervioso mercado cambiario. La recesión económica arrastró al real brasileño a su nivel más débil desde la creación de esa moneda en 1994.
Tras diez años de crecimiento sostenido, el hermano mayor de Sudamérica comenzó su retroceso en 2009. Aquel año, la crisis internacional ayudó a contraer su PIB un 0.2%
Para contener la tendencia negativa puso al liberal Joaquim Levy en el Ministerio de Economía, lo que hasta el día de hoy le trae problemas al interior de su partido, el PT.
En diálogo con Infobae, Fernando Cardim de Carvalho, economista del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos y profesor de la Universidad Federal de Rio de Janeiro, dice: “Cuando la economía china perdió aliento, Brasil se quedó sin sustento, con bajo nivel de inversión, expansión del consumo a costa del endeudamiento de las familias y la cuenta corriente en deterioro permanente. En los últimos años, la erosión de la situación política, con un Poder Ejecutivo cada vez menos efectivo, el cuadro se agravó y llegamos a la situación actual”.
CLAVES
Recesión mayor de la prevista
Afectada por una alta tasa de inflación, el aumento de las tasas de interés y una serie de incrementos de impuestos y recortes de gastos por parte de la presidenta Rousseff, la economía brasileña sufre una recesión mayor de la prevista.
Economía en desplome
La actividad económica cayó por tercer mes consecutivo en agosto, según datos oficiales del Banco Central de Brasil. Se desplomó un 4.47% interanual, profundizando su caída desde un declive interanual de 4.28% en julio.
El ajuste de doble filo
Ante la reversión del ciclo alcista de los commodities (las materias primas), Brasil tomó el camino de ajustar y achicar el Estado, para intentar agrandar la renta empresarial como impulso de una futura recuperación.
Plan austeridad
El gobierno de Dilma Rousseff implementó una combinación de recortes de gastos (eliminación de ministerios, menor gasto en infraestructura) con el aumento de algunos impuestos (combustibles, transacciones financieras).
Aumento de tasa de interés local
Otra medida económica aplicada en Brasil es el incremento de la tasa de interés local, que se duplicó respecto al año 2013 para llegar a más de 14% anual. Esto con el propósito de contener la salida de capitales fuera del país.
"La economía brasileña pasa por un ajuste importante y necesario, que hará de 2015 un año de transición"
Alexandre Tombini
Presid. Banco Central de Brasil
Análisis: Precio del petróleo y renegociación del contrato de venta de gas a Brasil
CAPITALES consultó a Mirko Orgáz García, experto en temas de hidrocarburos, cuál será el impacto en Bolivia del precio del petróleo en la renegociación del contrato de venta de gas a Brasil. Aquí su respuesta:
“Inicialmente, este es el tema económico más importante que Bolivia deberá encarar los próximos dos años y que será la base de sus ingresos económicos los siguientes 40 años.
Bolivia encara este tema sin contar con las reservas suficientes de gas y en el contexto de la disminución de los precios del barril de petróleo, lo que afectaría el precio del gas y el desarrollo de las negociaciones a favor del Brasil.
Bolivia en este momento no tiene las reservas suficientes para encarar un nuevo contrato (la última certificación la establece en 10,45 TCF). Al ritmo actual de consumo, 0,86 TCG al año, estas reservas alcanzarían hasta el 2026, sin renovar el actual contrato que finaliza en 2019. Si lo renovamos, en 2025 Bolivia no podría satisfacer la demanda de Brasil, ni sus propios requerimientos.
La estrategia basileña es más gas a menor precio. Brasil quiere, así lo han hecho saber algunos analistas del tema, 60 Mmm3/d, el doble de lo que consume de Bolivia a la mitad de precio. Es decir, se llevaría el doble por la misma cantidad que paga hoy. Esta estrategia ya tiene sus corifeos en el país.
La estrategia boliviana debiera ser proveer gas al Brasil en cantidades que no pongan en peligro nuestro consumo, los necesarios procesos de industrialización del litio, minerales y economía nacional en los siguientes años y nuestra seguridad energética, pero además a cambio de mercados en el Brasil para nuestros productos y no solo de ingresos justos.
Respecto al precio. En tiempo de cambio climático, el gas es el combustible fósil menos contaminante. En términos de poder calorífico, un millar de pié cúbico de gas debiera valer 1/5 del barril de petróleo (1 barril de petróleo genera 5,42 de BTUs, unidades térmicas). Es decir, cuando el barril de petróleo estaba en 100, Bolivia debía haber recibido 20 dólares. Lo máximo que recibió fue 10.
Brasil paga un precio indexado a una canasta de fuell Cells que lo establecen un 50% por debajo de su valor calorífico.
Bolivia debe buscar una negociación que le permita obtener el doble del precio del gas de exportación por su valor calorífico y medioambiental, y nuevos mercados para sus productos industriales”.