Cuando Hanno Kirner, director ejecutivo de estrategia en el Jaguar Land Rover (JLR), visitó São Paulo para el reciente show automotriz de la ciudad, dejó de lado las preocupaciones sobre la economía brasileña.
A pesar de que el país más grande de América Latina está sufriendo su peor recesión en más de un siglo, ocasionando una caída del 20 por ciento en las ventas de automóviles el año pasado, el fabricante de automóviles de lujo está actualizando una nueva fábrica valuada en 240 millones de libras esterlinas, que abrió en el estado de Río de Janeiro el año pasado.
"Brasil es una economía fuerte y una vez que sacuda sus problemas, tendrá una recuperación económica", dijo Kirner. "Tiene recursos, y una población joven y dinámica. Tiene todo en el largo plazo".
Jaguar Land Rover no está solo. Aun cuando la economía de Brasil se contrajo por segundo año consecutivo en 2016, la inversión extranjera directa (IED) en diciembre alcanzó 15,4 mil millones de dólares, cifra récord para ese mes, de acuerdo con el banco central. El total de inversiones extranjeras directas en el año ascendió a 78,9 mil millones de dólares, 6 por ciento más que en 2015.
Esto viene a pesar de un desempeño económico deprimente. Una encuesta de economistas realizada por el banco central a fines de 2016 pronostica que la economía se contraerá 3,49 por ciento durante el año.
Los economistas dicen que los inversionistas a largo plazo siguen interesados porque, como una de las economías emergentes más grandes del mundo, la economía de Brasil es demasiado grande para ser ignorada. Los inversores también esperan una nueva serie de reformas, resaltada por el presidente Michel Temer en una entrevista con el FT la semana pasada, para abordar los problemas estructurales a largo plazo.
"Aunque la economía brasileña no está teniendo un buen desempeño, es tan grande que las empresas no pueden permitirse el lujo de estar fuera de ella", dijo David Beker, economista de Merrill Lynch.
Los datos de la IED de Brasil pueden ser complicados. Grandes inversiones individuales, como una planta siderúrgica, pueden de pronto distorsionar los datos de un mes. Un gran componente de la IED en Brasil son también los préstamos internos entre las empresas “onshore” y sus filiales en el extranjero. Algunos analistas sospechan que parte de este dinero está estacionado en Brasil para aprovechar las altas tasas de interés real del país, que oscilan entre 6 y 7 por ciento.
Pero, en general, la IED permaneció sorprendentemente sólida, dijeron analistas, ayudando a fortalecer la moneda de Brasil, el real, frente al dólar en un 23 por ciento en los últimos 12 meses.
"El año pasado fue muy importante para la IED y la cuenta corriente mejoró significativamente", dijo Beker.
Los economistas dicen que una de las razones por las que los inversionistas a largo plazo están dispuestos a ignorar un PIB negativo y seguir invirtiendo dinero en Brasil es que ven la crisis como cíclica en lugar de un colapso estructural.
Los acontecimientos políticos han ayudado a mejorar las perspectivas para este año. Tras la separación del cargo de Dilma Rousseff, la expresidenta de izquierda, el año pasado, el gobierno proempresarial de su sucesor Michel Temer ha adelantado reformas ambiciosas.
Una de ellas, una ley que pretende limitar los incrementos reales del gasto presupuestario a cero, ya fue aprobada por el Congreso. La otra reforma más dura (un proyecto de ley para hacer sostenible el gasto en pensiones) enfrenta una batalla en el Congreso este año, pero avanza.
La economía también debería recibir un impulso a corto plazo por los bajos inventarios de la industria, los cuales han alcanzado su nivel más bajo y tendrán que ser renovados este año. Además, el banco central ha comenzado un agresivo ciclo de alivio de la tasa de interés y la inflación ha caído de los máximos alcanzados durante el gobierno de Rousseff a estar dentro del rango objetivo del banco central. "Hemos pasado lo peor del ciclo", dijo Marcos Casarin de Oxford Economics.
Casarin prevé un crecimiento del 0,4 por ciento para 2017 conforme la economía sigue saliendo de la larga recesión y se fortalece aún más en 2018.
El optimismo sobre el futuro a largo plazo de Brasil también es compartido por inversionistas estratégicos, además de JLR. A finales del año pasado, el director ejecutivo de Shell, Ben van Beurden, realizó una reunión de analistas en Brasil para mostrar las inversiones de la compañía en descubrimientos de petróleo ultra profundo en la costa de Río.
Mientras tanto, la compañía de electricidad china State Grid ha tomado el control de su mayor contraparte en el sector privado de Brasil, CPFL Energia, por 17,4 mil millones de reales. Y la petrolera estatal Petrobras se ha ido desprendiendo de activos, vendiéndolos a inversionistas internacionales.
El sentimiento positivo en São Paulo podría ser interrumpido cuando el congreso regrese del receso el próximo mes y la Corte Suprema comience a procesar una gran cantidad de investigaciones de políticos en ejercicio relacionadas con la corrupción en Petrobras. Muchos de estos políticos pertenecen al gobernante Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) de Temer, lo cual seguramente alimentará la incertidumbre política. No obstante, se espera que la IED vuelva a capear la tormenta otra vez este año.
"Brasil siempre va a ser volátil; la diferencia es que desde 2011 hasta el año pasado, fuimos volátiles en una tendencia a la baja”, dijo Casarin. “A partir de ahora, seremos volátiles en una tendencia al alza".
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