miércoles, 11 de enero de 2017

Argentina se prepara para nuevas batallas sobre recortes de gastos



Un reajuste del gabinete no superará los obstáculos políticos que enfrentan los esfuerzos reformistas

Hace un año, las arcas del Banco Central de la Argentina se encontraban vacías mientras el país se balanceaba al borde de una crisis monetaria. Ahora los bancos se están apresurando a mandar sus dólares a EEUU mientras las arcas se desbordan de efectivo.

Eso debería ser una buena noticia para Alfonso Prat-Gay, quien como ministro de finanzas se jactó la semana pasada de que su amnistía fiscal ya había repatriado $us 90 mil millones escondidos en cajas de seguridad y refugios ultramarinos.

Pero la bonanza no fue suficiente para salvarlo. Fue despedido por el presidente Mauricio Macri después de su batalla contra otros funcionarios sobre su ofensiva por obtener más control de la política económica. Nombrado por Euromoney como su ministro de finanzas de 2016 por dirigir una emisión de bonos sin precedentes de $us 16,5 mil millones, Prat-Gay no obstante pagó debido a que Argentina no se ha recuperado con la rapidez prometida por él. Después de heredar una economía en recesión, el país ha luchado para recuperarse. El tercer trimestre su economía se contrajo un 3,8 por ciento en comparación con el año anterior. Aunque se ha logrado más progreso en abordar la inflación, el año terminará cerca de un 40 por ciento.

“Alfonso es absolutamente brillante desde un punto de vista técnico, y tiene ambiciones políticas saludables, pero simplemente no es un jugador de equipo”, dijo un miembro del equipo económico de Macri. “Tenía relaciones conflictivas con el resto del gabinete económico, y habían constantes desacuerdos. Finalmente, el Presidente decidió que tenía que marcharse”.

La cuestión ahora es si los nuevos administradores financieros lograrán lo que Prat-Gay no pudo hacer: imponer dolorosas medidas de austeridad en un año electoral.

“Prat-Gay hizo un trabajo excelente en lograr que Argentina regresara al mundo”, dijo Federico Tomasevich, presidente de Puente, un banco de inversión en Buenos Aires. Señaló la eliminación de los controles monetarios y la resolución de un incumplimiento de deuda que había aislado al país de los mercados internacionales de capitales desde la devastadora caída del mercado argentino en 2001. “Ahora hemos entrado en una nueva fase, estamos más enfocados en asuntos internos, como lograr que los gastos públicos sean más eficientes”, añade.

La tarea cae sobre Nicolás Dujovne, respetado macroeconomista y ex economista principal del Banco Galicia, uno de los mayores bancos privados de la Argentina. Asume el cargo de ministro de la tesorería después que Macri dividió en dos el Ministerio de Economía y Finanzas. Luis Caputo, secretario de finanzas de Macri, fue ascendido a ministro de finanzas.

Eduardo Amadeo, legislador del partido de Macri, Propuesta Republicana, quien dirige el comité de finanzas en el congreso, prevé un enfoque “más ortodoxo” en la política económica bajo Dujovne, quien es visto como un economista de línea dura.

Pero eso no facilitará políticamente la tarea de reducir el abultado déficit fiscal de Argentina, que según los expertos es la raíz de las periódicas crisis económicas del país durante el último medio siglo.

“Nunca les hubiera dado 30 mil millones de pesos a los ‘piqueteros’, pero amenazaban cerrar el país por los próximos seis meses”, dijo Amadeo, refiriéndose a los activistas argentinos a quienes el Gobierno ha acordado pagar casi $us 2 mil millones en programas sociales y pagos de asistencia social después que el Congreso pasó una ley de “emergencia social” el mes pasado.

Con importantes elecciones intermedias en octubre, la mayoría de los observadores creen que tampoco será fácil hacer avances significativos en la reducción del déficit fiscal el año próximo.

“El mayor fallo de Prat-Gay se notó en la consolidación fiscal, que a la vez será el reto principal de Dujovne”, dice Nicholas Watson, analista de Teneo Intelligence en Londres.

Aunque el objetivo del Gobierno de lograr un déficit fiscal de 4,2 por ciento del producto interno bruto en el 2017 es “modesto”, Watson argumenta que “es difícil ver cómo Dujovne puede apresurar de modo significativo la política de “gradualismo fiscal” de Prat-Gay sin dañar las posibilidades de la coalición gubernamental” en las elecciones. De hecho, Juan Germano, director de Isonomia, una empresa local de encuestas, dice que no hay precedentes para que un Gobierno argentino implemente medidas de austeridad durante un año electoral, describiéndolo como “suicidio político.”

Aunque los índices de aprobación de ambos, Macri y su Gobierno se han mantenido cerca de 60 por ciento, ese apoyo es “frágil”, dice Germano. Cerca de 70 por ciento de los argentinos siguen indecisos sobre cómo votarán en las elecciones intermedias, las cuales determinarán si Macri podrá empujar su programa de reformas orientado hacia el mercado en el congreso.

El desorden de la oposición peronista —con la expresidente Cristina Fernández de Kirchner acusada esta semana de corrupción en la concesión de proyectos de obras públicas— es un factor fuerte a favor de Macri.

“Mientras el ‘kirchnerismo’ se mantenga vivo, eso ayudará a diferenciar a Macri”, dice Germano, quien afirma que la mayoría de los argentinos creen que la única alternativa a Macri es regresar al pasado.

Por lo tanto, la mayoría de los argentinos tienen esperanzas de que él representa la mejor oportunidad para resolver los problemas del país, y están dispuestos a seguir dándole tiempo. “La pregunta es: ¿cuánto tiempo van a esperar?”

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