Para fines de mayo, la deuda pública externa, según el Banco Central de Bolivia, alcanza a 5.309 millones de dólares, a lo que habría que añadirle 3.330 millones, que es el monto que ya han comprometido desembolsarle a Bolivia tanto los organismos internacionales de financiamiento como gobiernos. Si se suma el monto señalado al saldo de la deuda, querría decir que el país enfrentaría para el futuro ya una deuda pública externa del orden de los 8.639 millones de dólares, sin considerar los 3.600 que ahora se pretende.
Pero la deuda pública actual no es sólo externa, también es interna. Se podría concluir que el Estado boliviano se mueve hacia una deuda pública total del orden de los 16.686 millones de dólares, monto nada despreciable y que hubiese sido mucho mayor si es que no consideramos las varias condonaciones de deuda externa con la que el país se benefició en el pasado.
La pregunta que corresponde hacerse es ¿por qué se condonó la deuda a Bolivia? La respuesta es simple, no la pudo honrar.
La experiencia vivida debería ser una enseñanza para el Gobierno de Bolivia. No debemos endeudarnos. Más aún si durante estos años Bolivia pasó de ser un país deficitario en sus relaciones económicas internacionales a superavitario. Antes importábamos más de lo que exportamos, ahora es lo contrario.
"Se podría concluir que el Estado boliviano se mueve hacia una deuda pública total del orden de los 16.686 millones de dólares, monto nada despreciable, ya que hubiese sido mayor"
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