El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés) estaba conformado por: México, Estados Unidos, Canadá, Perú, Chile, Japón, Singapur, Malasia, Vietnam, Australia, Brunei y Nueva Zelanda, y en conjunto representaba un mercado de 800 millones de personas.
Además poseían el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) Mundial y 25% del comercio internacional; el mismo se suscribió en febrero de 2016 y la retirada de Estados Unidos es una buena noticia para China.
Como se recordará, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó en enero una orden ejecutiva para retirar a ese país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, un ambicioso y polémico tratado que busca dar forma al mayor bloque económico del mundo.
El TPP fue uno de los temas centrales en materia de comercio exterior del gobierno del expresidente Barack Obama, que invirtió unos 7 años en su negociación.
LA RUTA DE LA SEDA
Entretanto, la Ruta de la Seda, el titánico plan de transportes puede cambiar la economía mundial y encumbrar a China como hiperpotencia. Por tierra y por mar, de Asia a Europa, África y América Latina, la propuesta tiene el potencial de transformar a su paso el pensamiento y la cultura.
China ha emprendido un proyecto global de transportes sin parangón en la historia. Lo que hace apenas dos años comenzó con un discurso del presidente Xi Jinping sobre revitalizar la antigua Ruta de la Seda, se ha convertido en el mayor desafío de la economía mundial, una revolución total en las infraestructuras de tránsito de pasajeros, mercancías, hidrocarburos y alta tecnología.
HISTORIA
Unos 2.300 años atrás, avezados mercaderes a lomos de camellos instauraron una vía, a través de Asia Central y Oriente Próximo, por la que intercambiaron los productos de los dos extremos del continente euroasiático. Esta senda de las caravanas, que solo recibió el nombre de Ruta de la Seda en el siglo XIX, cuando hacía ya tiempo que había caído en desuso, permitió el florecimiento del comercio, la cultura y el descubrimiento de avances como el hierro fundido y el tejido de seda de Oriente o el vidrio de Occidente.
A la ruta terrestre original, Pekín ha sumado una marítima con la que adentrarse por África y otra transoceánica con la que involucrar a Suramérica y conectar el Atlántico con el Pacífico a través de una línea ferroviaria.
El presidente del Banco de China, Tian Guoli, destacó que solo las rutas terrestre y marítima afectan a 4.400 millones de personas y 65 países, lo que brinda "grandes oportunidades" para todos, incluida Europa. La UE, que es el principal socio comercial de Pekín, quiere coordinar esta estrategia con el Plan Juncker de reactivación económica y ha abierto las puertas a la inversión china.
BOLIVIA
Mientras tanto, Bolivia aún no ingresa de lleno a estas negociaciones de carácter mundial, la última vez que intentó un acuerdo en grande fue con Europa, pero en el camino se quedó, mientras Perú y Ecuador llegaron al final.
En su momento, analistas económicos y expertos en materia de comercio exterior indicaron que Bolivia debería ingresar al acuerdo Transpacífico, debido a que tiene historia con el Pacífico, pero no tomó interés; ahora China lidera otro bloque económico, pero tampoco parece que muestra entusiasmo.
Mientras Perú, Chile y México tomaron en serio el comercio internacional, y continúan con las negociaciones para consolidar el Transpacífico.
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