“Mark Zuckerberg está teniendo la mayor venganza ‘nerd’: nos está humillando a todos y
llevándose nuestro dinero el proceso”. Esto no lo está diciendo un activista indignado en Nueva
York o San Francisco, sino David Weidner, columnista del Wall Street Journal, diario publicado por
Dow Jones & Company, división de News Corporation, el conglomerado de Rupert Murdoch.
Como éste, muchos otros medios internacionales están circulando más noticias, revelaciones y
comentarios sobre el FF: Facebook fiasco. Un repaso antes de apartar la burbuja y darle la
bienvenida a la robótica en el próximo Teclado Móvil.
Weidner explica por qué a su juicio Facebook es “vergonzoso (…) como consumidores, nos anima
a sobre-compartir nuestras vidas, incluso si sabemos que viviremos para arrepentirnos. Como
inversionistas, estamos tentados a sobre-comprar, y también nos estamos arrepintiendo de ello”.
Ninguna simpatía con “Bono y sus Elevation Partners” quienes estarán comprando unos cuantos
anteojos de sol extra por estos días con sus recién ganados millones de dólares y añade: “Lo
siento, pero no hay excusa para no haber visto que esto pasaría desde el aparcamiento fuera de
su oficina de agente de bolsa”.
Benjamin Pimentel menciona el nuevo nombre de la acción FB: “cuchillo que cae”, según definición
del analista Michael Pachter, de la firma Wedbush, quien a pesar de todo mantiene una
expectativa positiva sobre la compañía pero critica el “vacío de información”. Entre otras cosas, FB
ha bloqueado investigaciones por parte de todas las aseguradoras de inversión durante los 40
días siguientes a la salida a bolsa. Pachter añade: “Está claro que las instituciones se están
sintiendo bastante tontas en este momento y los individuos no son lo suficientemente educados
para actuar sin que Wall Street les reasegure [sus inversiones]“.
Para el estratega bursátil Barry Ritholtz, la culpa de la debacle de la oferta pública reside en
Facebook misma, “debido a su codicia, no muy por debajo de la de Bernie Madoff“.
Paul Farrell vaticina que “Facebook puede destruir la economía de los Estados Unidos”.
BusinessWeek está lanzando alertas a inversionistas acerca del boom puntocom y su
“exuberancia irracional” que también está atrayendo a muchos neocapitalistas chinos interesados
en start-ups estadounidenses y, por consiguiente, “alimentando las llamas”.
Farrell asocia el
problema de FB con la “psicología de la negación“: “Después de tanta expectación por la salida a
bolsa, ud. se convence de que Facebook es su alma gemela, que si no consigue participaciones,
quedará devastado, rechazado por su amor verdadero (…) los inversionistas detestan admitir que
no se informaron adecuadamente, el optimismo es la peor pesadilla (…) Los estadounidenses son
por naturaleza confiados que quieren creer que Wall Street les está diciendo la verdad, aun cuando
no es el caso la mayor parte del tiempo”. Mucha gente piensa que es imposible que FB se quiebre
pero, remata Farrell, “en algún momento la realidad se impone”.
Therese Poletti escribe el lunes 28 de mayo en MarketWatch sobre la reunión del grupo Girl Geek
Dinners de Bay Area en la sede de Facebook, llevada a cabo el pasado 23 de mayo. Una de las
asistentes, Jessica Williams, preguntó al panel anfitrión cómo estaban lidiando con la cobertura
mediática de los últimos días. La respuesta de la vicepresidenta de relaciones con inversionistas,
Cipora Herman: “mantenerse concentrada y seguir trabajando, no nos enfocamos en titulares”. En
otro curioso intercambio con el público, Herman confesó que la última vez que había llorado había
sido ese mismo día. ¿Es necesario saber, dado el caso, cada cuánto llora Mark Zuckerberg? No
necesariamente. Es más importante recordar que su mandato corporativo ‘The Hacker Way’ con el
lema de ‘retar los límites’ está cuestionándose. Poletti se pregunta si es válido por fuera del
desarrollo de producto y si la compañía debería reevaluar su aplicación en la relación con usuarios
e inversionistas.
Desde las oficinas de la calle St James en Londres, El Economist diagnosticó puntualmente el 19
de mayo la situación de una especie amenazada: la compañía pública (el número se ha reducido
38% en los EE.UU. y 48% en el Reino Unido desde 1997). Esto significa que más empresas y
super fortunas prefieren mantenerse como firmas privadas. FB se ha unido a un “club en
problemas”, comenta el semanario, señalando el rápido desvanecimiento del brillo inicial y cómo la
oferta pública se convirtió en una “inquisición”. “Los reguladores estadounidenses están lustrando
sus lupas (…) Mayo 18 2012 puede terminar siendo el día en el que estalló la burbuja de los
medios sociales”.
Mientras sigue flotando esa “sensación de hundimiento” a la cual se refiere el Economist, un grupo
de creativos contrariados piensa en razons y diseños para dotar al sistema Facebook de un botón
de ‘no me gusta’ en este video del periodista Andy Jordan.
El jueves 24 de mayo, David Callaway escribía: “No use el botón ‘compartir [share]‘ en ningún
elemento de su página de Facebook esta semana. Morgan Stanley o su corredor de bolsa puede
terminar tirando una participación real [share] del gigante medio social en su portafolio. Y nadie
quiere eso”. La advertencia va en relación con órdenes durante el día de la salida a bolsa que
fueron canceladas pero que, en medio de los estropicios de la jornada, no quedó confirmado si
cada orden se hizo efectiva.
“¿Dónde está la gente de Occupy Wall Street cuando usted la necesita?” pregunta Callaway. Estas
personas “no podían haber ni siquiera soñado el año pasado que presenciarían tales ejemplos
grotescos de codicia e incompetencia por parte del 1%”. No se ven movilizaciones ni discusiones
en RSS sociales. ¿Dónde? Están en Facebook, por supuesto…
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