martes, 6 de junio de 2017

El Presupuesto según Trump

En un contexto de creciente polarización en el análisis económico, entre oficialistas y neoliberales, uno llega a dudar si las variables y los instrumentos de la política económica, por sí mismos, tienen un sesgo ideológico, es decir si hay variables de izquierda o derecha o si la política de control del gasto es por definición neoliberal y la de expansión fiscal es siempre de izquierda.

Esta delimitación es menos clara en lo que se entendía por populismo, puesto que ahora resulta que hay un populismo conservador (Trump) y un populismo revolucionario (Maduro), así como hay nacionalistas proteccionistas de derecha, como el de Donald, y también propugnadores del libre comercio de vertiente socialista como China.

La respuesta ante esta confusión ideológica es que todo depende del contexto en que determinado instrumento se utilice y a quien beneficie en última instancia. Este criterio aparece con más claridad en el caso del Presupuesto Fiscal, donde se puede determinar si el recorte de los impuestos beneficia al grupo de ingresos altos o bajos y a qué sectores perjudica el recorte de los gastos sociales, en salud por ejemplo.

En el caso del Presupuesto de Trump para el año fiscal 2018 de los EEUU, se tendría que identificar a quienes beneficia "el mayor recorte de impuestos de la historia”, así como a quiénes afectan los recortes del gasto público. Así tenemos sus recortes en atención médica (800 mil millones de dólares), el recorte de los gastos en cupones por alimentos, es decir el programa Meals on Wheels que provee con alimentos nutritivos a más de 2.4 millones de personas mayores, la eliminación de fondos para LIHEAH, un programa que ayuda a las personas de bajos recursos y personas mayores a pagar sus cuentas de electricidad. Adicionalmente, están los recortes de más de siete mil millones de dólares para la educación universitaria, incluyendo la eliminación de 500 millones de dólares del programa de trabajo para universitarios. En vivienda elimina el programa de Inversiones Asociadas (HOME), que permitía la construcción o rehabilitación de viviendas en zonas pobres.

La novedad del año es la reducción de 2.500 millones de dólares, un 31% en el presupuesto de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) y en varias partidas relacionadas con el cambio climático.

Como contraparte a la reducción, los aumentos presupuestarios se dan en un 9% al Departamento de Defensa, equivalente a 52 mil millones de dólares, y en un 7% al Departamento de Seguridad Nacional, equivalente a 2.800 millones de dólares, cumpliendo de esta forma la prioridad que se le da a los cañones, en desmedro de la mantequilla, como se estilizaba ejemplificar en las clases de introducción a la economía.

El plan titulado A New Foundation For American Greatness (Una nueva base para la grandeza de Estados Unidos) asume para los próximos diez años un crecimiento promedio anual del 2,9%, casi el doble del 1,6% alcanzado en 2016 y un ritmo de crecimiento no registrado desde el 2015, hace diez años como se observa en el gráfico. En lo que va del presente siglo XXI, el crecimiento promedio del PIB anual fue de 1,9% y el pronóstico de la Reserva Federal para los próximos años era de alrededor de 1,8%.

Pero lo curioso es que el plan de Trump pronostica un aumento adicional de 2 billones de dólares (2 mil millones gringos) en los ingresos federales en los próximos 10 años, lo que muchos expertos consideran "irreal”, los cuales serían derivados del crecimiento económico y que serviría para reducir el déficit fiscal pero también para ayudar a financiar la reforma fiscal. Esto sería una doble contabilidad según el blog del exsecretario del Tesoro, Larry Summers, calificándolo como "el error de contabilidad más flagrante en un presupuesto presidencial en casi 40 años”, un error lógico ni siquiera de un estudiante de introducción a la economía.

Los presupuestos totales para 2018-2026, estiman un déficit fiscal promedio de 1,5% del PIB, que significaría reducir a más de la mitad el déficit fiscal registrado en 2016, que fue de 3,2%, e incluso proyectan lograr un superávit de 0,1% del PIB para el 2027.

Parece que la discusión en el Congreso será interesante porque no será entre demócratas y republicanos, sino entre los que entienden de economía y los que apoyan a Trump.

*El autor es economista y expresidente del Banco Central de Bolivia.

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