Las consecuencias del resultado del referendo en Europa no son tan evidentemente dramáticas como las de Gran Bretaña en junio pasado. Los británicos votaron para salir de la Unión Europa (UE). Los italianos simplemente han rechazado algunos complejos cambios constitucionales. Además, dichos cambios han sido descritos como mal concebidos por muchos expertos.
Sin embargo, el Brexit y la renuncia de Renzi forman parte de la misma historia. El proyecto europeo está bajo una tensión sin precedentes. La decisión de Gran Bretaña de retirarse es el ejemplo más claro de este hecho, pero, a la larga, la crisis que se está desencadenando en Italia podría ser una amenaza más seria para la supervivencia de la UE. Las razones son políticas, económicas y hasta geográficas.
Italia, a diferencia de Gran Bretaña, es uno de los seis miembros que fundaron la UE. La Comunidad Económica Europea original fue fundada por el Tratado de Roma que se firmó en 1957. Mientras que los británicos siempre fueron los más euroescépticos entre los mayores países de la UE, los italianos hicieron de los unificadores más entusiastas.
Sin embargo, las actitudes hacia la UE en Italia sufrieron un cambio profundo como respuesta al largo estancamiento económico del país, a la crisis del euro y a los temores acerca de la migración ilegal. No es de extrañar que los votantes italianos estén decepcionados con el estatus quo. Italia ha perdido al menos 25 por ciento de su producción industrial desde la crisis financiera de 2008.
La tasa de desempleo juvenil está cerca de 40 por ciento. Muchos italianos asocian la emergencia del euro con una severa recesión. De hecho, algunos economistas creen que el euro ha sido desastroso para la competitividad de Italia, ya que eliminó algunas herramientas económicas como la devaluación de la moneda y creó un ambiente deflacionario que incrementó la carga de la deuda.
Dada esta lúgubre situación, es posible que Renzi sea uno de los últimos primeros ministros italianos en representar la postura proeuropea de su país. Últimamente, hasta él ha comenzado a criticar a Bruselas, expresando su muy comprensible desilusión con la falta de ayuda que ha recibido para lidiar con los cientos de miles de refugiados que han llegado a las costas de Italia. El gobierno de Renzi también ha reaccionado en contra de la austeridad económica prescrita en Berlín y Bruselas.
Sin embargo, Renzi sigue siendo esencialmente proeuropeo. Ése no es el caso en los partidos de oposición que están emergiendo. El Movimiento 5 Estrellas, encabezado por el comediante Beppe Grillo, fue uno de los factores determinantes en la derrota de Renzi. El movimiento sigue firme con respecto a su demanda de que Italia debe recobrar su soberanía de Bruselas y además ha propuesto un referendo para dejar el euro. Grillo considera que su movimiento es parte de la ola en contra del orden establecido que se ha movido a través de Occidente y él declaró que la victoria de Donald Trump en Estados Unidos era un triunfo en contra de los “francmasones, los bancos gigantes y los chinos”.
Las razones por las cuales el populismo italiano tal vez podría amenazar a la UE aún más que el Brexit no están relacionadas simplemente con el compromiso tradicional de Italia con el ideal europeo. El otro factor clave es que Italia utiliza el euro; Gran Bretaña, su propia moneda. Los acontecimientos desencadenados por la derrota del referendo de Renzi podrían amenazar la supervivencia de la moneda única e incluso aumentar el riesgo de una crisis financiera.
El peligro inmediato está relacionado con el sistema bancario italiano. En esta nueva atmósfera de crisis la recapitalización propuesta para los prestamistas con problemas (especialmente Monte dei Paschi di Siena) está bajo amenaza. Esto podría llevar a demandas para rescates estatales, lo cual sería difícil dado que el Estado ya está profundamente endeudado. Entonces el avivamiento de los temores sobre el tamaño de la deuda de Italia podría ahuyentar a los inversores, lo cual incrementaría las tasas de interés y amenazaría la solvencia del Estado italiano.
Sería mucho más difícil para la UE rescatar a Italia que “salvar” a Grecia. Dado el tamaño de la economía, se requerirían montos mucho mayores y esto podría provocar una rebelión política en el parlamento alemán, especialmente frente a las elecciones que se realizarán en septiembre del próximo año. En ese momento, la disolución del euro se volvería de nuevo prospecto real.
Pero hay que tener en cuenta que los italianos tienen un gran talento para atravesar las problemáticas situaciones políticas y económicas sin caer en el colapso. La UE también ha desarrollado un talento parecido durante los largos años de la crisis del euro.
Sin embargo, incluso si los italianos pueden crear un nuevo Gobierno y evitar una crisis bancaria, el panorama más amplio sigue siendo deprimente. La economía de Italia se ha estancado y su centro político se está desintegrando. Ha habido un auge de grupos nacionalistas y populistas en varios países de la UE, como España, Polonia, Francia y Países Bajos.
El próximo marzo, los líderes de la UE piensan reunirse en Italia para celebrar el 60 aniversario de la firma del Tratado de R oma. Si la situación no cambia, será un velorio en vez de una fiesta.
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