Para los inversores de los mercados emergentes (ME), las cosas al menos se ven un poco mejor que hace 12 meses. En aquel entonces, el estado de ánimo se estaba deteriorando debido a las dudas sobre la economía de China, a un precio del petróleo en declive y a una gran cantidad de agitación política.
Existen, por supuesto, considerables motivos de preocupación en el universo de los ME al entrar en 2017, principalmente un dólar en aumento, la perspectiva de mayores tasas de interés en Estados Unidos y las promesas proteccionistas del presidente electo Donald Trump.
En el lado positivo se encuentra el hecho de que los precios de las materias primas son robustos y que existen indicaciones de reformas estructurales en algunos países, mientras que los inversores dispuestos a asumir riesgos encontrarán bonos corporativos de ME ofreciendo algunos de los mejores rendimientos en renta fija.
"Somos optimistas acerca de la perspectiva a largo plazo de los mercados emergentes debido a atractivas valoraciones, a las reformas estructurales, a una recuperación en los precios de las materias primas y a los saludables flujos de inversión", declaró Luca Paolini, estratega principal de Pictet Asset Management.
Tal vez sea así, pero al considerar 2017 existen razones para que los inversionistas de los ME se preparen para que sea tan volátil como 2016, un año que comenzó pésimamente, debido a esas preocupaciones en cuanto a China y al petróleo, que se recuperó bien durante el verano cuando se calmaron las expectativas acerca del dólar y de las tasas de interés, pero se revirtió después de la victoria de Trump.
Las relaciones de Estados Unidos con China causarán mucha angustia en los ME el próximo año. El mercado en gran medida ha ignorado la depreciación de 6,7 por ciento del yuan durante 2016.
Ahora, con Trump amenazando con llamar a China un manipulador de divisas justo después de su toma de posesión el 20 de enero, un período de tensión geopolítica probablemente afectará a los mercados asiáticos que ya están bajo la presión del aumento de las tasas de interés estadounidenses y de las expectativas de estrechamiento en Europa y Japón.
Entre las consecuencias inmediatas de la elección de Trump se halla una salida de fondos de los bonos de mercados emergentes, lo cual eleva los costos de endeudamiento y ejerce presión sobre los países que más piden préstamos en dólares.
Según datos de EPFR Global, los inversores sacaron 1,2 mil millones de dólares de fondos de bonos de mercados emergentes la semana pasada, marcando la sexta semana consecutiva de salidas.
Los rendimientos del índice JPMorgan de bonos de mercados emergentes de moneda fuerte subieron de un mínimo de tres años a finales del verano para alcanzar un máximo de ocho meses de un 6 por ciento a mediados de noviembre. Los rendimientos de los bonos se mueven en la dirección opuesta a los precios.
Según Bank of America Merrill Lynch Global Research, un nuevo grupo de "tres frágiles" ha surgido este año, con Brasil, Turquía y Sudáfrica más dependientes de la inversión extranjera y, por lo tanto, más en peligro en caso de que los ME perdieran popularidad en 2017. Aunque Brasil ha mejorado su déficit en cuenta corriente, tanto Sudáfrica como Turquía siguen teniendo dificultades.
La otra gran preocupación es Venezuela, el cual encabeza un índice creado por Standard Chartered de los países más propensos a sucumbir ante una crisis de deuda. Es una lista que también incluye a Jordania, a Argentina y a Grecia.
"La incapacidad de Venezuela de diversificar su economía durante los años de auge hace que le sea extremadamente difícil lidiar con unos precios del petróleo que han estado un 50 por ciento por debajo de su pico durante casi dos años", indicó Madder Jha, jefa de investigación temática de Standard Chartered.
Lejos de las vulnerabilidades, existen razones para sentir optimismo. En los ME en conjunto, se proyecta un crecimiento económico de un 4,7 por ciento, según el Bank of America, liderado por India y China. El banco pronostica que Latinoamérica repuntará con un crecimiento del 1,5 por ciento.
Algunos creen que los rendimientos de deuda de los ME no serán necesariamente socavados por un dólar fuerte y por tasas de interés en aumento en las economías desarrolladas, opina Zsolt Papp, gestor de cartera de deuda de mercados emergentes en JPMorgan Asset Management. Papp comenta que, en lo que va del año, el principal índice de bonos de mercados emergentes de JPMorgan ha subido cerca de 9 por ciento y los bonos de los ME ofrecen una prima más alta de la que tuvieron tras el "taper tantrum" (la reducción de la compra de bonos por parte de la Reserva Federal) de 2013 y se encuentran en una "condición fundamentalmente mejor".
Esa opinión es compartida por Carlos Hardenberg, director ejecutivo de Templeton Emerging Markets Group. La nube de escepticismo que se cierne sobre la clase de activos está ocultando significativas mejoras en algunos países, opina Hardenberg, especialmente en aquellos que han adoptado procesos de reforma.
"Muchos países se han beneficiado en gran medida de los precios de los productos básicos, los cuales han estado a niveles más razonables que en el pasado", agrega Hardenberg.
Sin embargo, con la Reserva Federal la semana pasada pronosticando un camino más escarpado para las tasas de interés el próximo año, las monedas de los ME están una vez más en retroceso. La continua fortaleza del dólar puede dar lugar a salidas de los ME aún más pronunciadas que las de este año, advierten los estrategas del banco japonés Nomura. Eso augura más controles de capital, una práctica utilizada por China, Nigeria, Arabia Saudita y Egipto, entre otros.
"La conclusión es que si la presión sobre los flujos de los ME va más allá de la que hemos visto hasta ahora, es probable que la respuesta también vaya más allá de lo que hemos visto hasta ahora", argumenta el analista de Nomura, sugiriendo que Indonesia, Malasia e India pudieran ser los próximos en implementar controles de capital.